
Miró las viejas vías del ferrocarril. O marcharemos por las carreteras ahora, y tendremos tiempo de aprender cosas nuevas. Y algún día, cuando estas cosas lleven un tiempo con nosotros, saldrán a nuestras bocas o nuestras manos. Y muchas de esas cosas no servirán, pero sí otras, y en número suficiente. Comenzaremos a marchar
hoy mismo, y
veremos el mundo,
y cómo el mundo se pasea y habla, y cómo es realmente. Quiero verlo todo ahora. Y aunque nada de esto me pertenezca, mientras lo miro pasará el tiempo, y se irá depositando en mi, y al fin todo será yo mismo. Mira el mundo allí fuera, Dios mío, Dios mío, míralo allí fuera, fuera de mi, más allá de mi cara. Sólo hay un modo de tocarlo:
hacerlo finalmente mío, metérmelo en la sangre, donde latirá diez veces, diez mil veces en un día.
Lo tendré siempre conmigo para que nunca se me escape. Lo tendré conmigo algún día.
Por ahora, lo he rozado con la punta de los dedos. Es un comienzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario