Y cae la noche... y nosotros dos, ambos fan de la locura del otro, nos ponemos a flashearla. ¿O la flasheamos siempre?
En fin, domingo a la noche, esta es una de las conversaciones diarias con un amigo:

H. dice: Encontré un juego... vos lo perdiste?
M. dice: Si, se me calló mientras buscaba al duende violeta. ¿No viste un duende violeta?
H. dice: ¿A qué hora se te perdió?
M. dice: Y... a la misma hora que encontraste el juego.
H. dice: Fue hace tres meses lunares.
M. dice: Si, más o menos por ahí.
H. dice: Bueno, después arreglamos a ver cómo te devuelvo el juego. ¿Cómo se te perdió el duende? Ah, ya sé, te distrajo un unicornio.
M. dice: Si, ¿sabías que los unicornios bailan?
H. dice: Nunca los vi, ¿bailan bien?
M. dice: No sé... se mueve raro este unicornio. Quizás está teniendo convulsiones. ¿Qué hago?
H. dice: Dale Vicodin, siempre funciona.
M. dice: ¿Y si se vuelve adicto como House?
H. dice: Por lo menos se va a volver igual de ídolo que House. Imaginate, lo mismo, pero como un unicornio. Hacemos un reality y se vuelve un hitazo.
M. dice: Vení unicornio!! Daaaale, tomá la pastillitaaaa. No puedo agarrarlo, no quiere tomar la pastilla.
H. dice: La mejor forma es preparar una pasta con tierra y crema de los helados y metérsela ahí.
M. dice: No voy a hacer todo eso, te mando el unicornio y lo hacés vos.
H. dice: Pasa que en mi casa no se permiten unicornios, ni pegasos, de hecho; el duende que vive en el techo es alérgico. Vas a tener que hacerlo vos ¡Usá la fuerza!
M. dice: No. Me da mucha paja hacer todo.
H. dice: Entonces abandonamos el proyecto del reality, esto así no se puede. Vamos a tener que hacer algún otro proyecto para ocupar la existencia.
M. dice: Si... alguno que no implique mucho esfuerzo. Bueno che, pero yo tengo un unicornio en mi cuarto ahora ¿Qué hago con el unicornio? ¿Lo guardo hasta que podamos darle Vicodin?
H. dice: Buen punto... ¿Qué come un unicornio? ¿Caga? ¿Cagará diamantes?

You are a fucking genius!!!
Hijo de puta...Ese final a mi no se me ocurre ni drogada!